Buen humor
Es uno de esos días que se pasan volando y encima, de buen humor. Hemos empezado un proyecto nuevo en el trabajo sobre El Quijote, y parece que me mola bastante. Además, ya he entregado el artículo para que me lo publiquen y he cobrado! Esta tarde he ido de compras a Benetton y me han concedido la beca para ir a Italia, he sido la segunda mejor de la clase!!! Por lo demás, sólo debo pensar que mañana es viernes para ponerme contenta otra vez. El fin de semana fue bastante divertido. El sábado estuve en Lamoe con Mo, Iván, Goyito, Marisol, Marta... echando unos bailecitos y "escuchando" un concierto de heavy metal que nos encontramos así de sopetón en el pub. El domingo pasé el día con F, Pilar y Jaime en Sigüenza (escribo post a continuación), muy fríiiiiio, nevó y todo!
Desde aquí un recuerdo a las víctimas en el primer aniversario del 11-M que es mañana.
Tristes y meditabundas noches a partir de este momento...
Otra vez!!!! Media talla más en mis muslos y caderas. Se acabó, esto necesita solución, que luego los bikinis no quedan igual. He comprado esa "maravilla" llamada Biomanán, con la que te cenas unas barritas y ya está. Os contaré los resultados. Podría hablaros de infinidad de dietas y métodos para parecer más delgada pero paso. La más bestia es una dieta que hicieron mi madre y mi hermana que tomaron un jarabe mezclado con agua durante una semana (nada más). El jarabe en cuestión se llamaba "sirope de savia" y sabe a árbol. No sé cómo sabrá un árbol pero a mi me parece que sabe así. Dieta para nada recomendable, yo la hice durante un día y por la noche soñé con sandwich de jamón york y queso.
Queridos míos, ¿cómo lleváis este final de invierno? Yo lo llevo bastante bien, la verdad. Ya se me están pasando todos los costipados y alergias, y comienzo a disfrutar de esta estación por fin. Este fin de semana lo he dedicado a estar fuera de casa y a pasear por Madrid. Siempre es aconsejable recordar esos sitios donde nos llevaron de pequeños o donde pasamos por la noche cuando salimos de marcha pero no vemos a la luz del día. Por eso, un recorrido por el Madrid del Siglo de Oro nunca viene mal. Es decir, dejad el metro en Antón Martín y patearos todas las calles en las cuales vivieron los monstruos de la pluma española del siglo XVII: la calle León (donde se encuentra la Real Academia de la Historia y la bodega El León de Oro, de visita obligada para los amantes de las tabernas y los chatitos a la hora de comer), la Calle Cervantes (podreis incluso visitar su casa, como la de Lope de Vega que se encuentra muy cercana), y luego por qué no, terminad en la Plaza de Santa Ana e incluso llegad hasta la Plaza Mayor y respirad un poco el aire entre tradicional y cosmopolita que allí circula.
Buenas a todos por decir algo! El fin de semana se pasó volando y con catarro. El viernes, al salir de clase de danza, me empecé a encontrar mal y ya había llegado... ¡¡el costipado!! Así que he estado estos tres días encerrada en casa sin salir con fiebre, mocos y dolor de garganta que aún no se me ha pasado. En mis desvaríos varios he visto cientos de películas, desde las más regulares ("Posesión" con Gwyneth Paltrow y Aaron Eckhart que investigan la relación que tuvieron dos escritores en el siglo XIX, lenta pero tiene su aquél) hasta las peores ("El fuego de la venganza" con Denzel Washington, sobre un guardaespaldas en Mexico D.F. que no os recomiendo, no sé por qué la cogí). Por lo menos logré terminar uno de los trabajos y hoy ya estoy un poco más recuperada.
Porque esta mañana en clase no estaba la calefacción puesta y las ventanas están rotas. A las 9:30 en Ciudad Universitaria, os podeis imaginar... Aunque todavía no he entrado en calor y son las ocho de la tarde. Por lo demás, apenas sin novedades, F se va mañana a Italia a ver a su familia hasta el lunes. Así que yo me quedaré solita aquí todo el finde, aprovechando para pendonear, digo perrear un poco y terminar los trabajos.
Queridos todos, llevo toda la mañana moqueando y con los ojos como huevos rojos. Creo que la alergia ya ha empezado. Parezco un monstruo de esos de la serie para niños "Pesadilla". Por lo demás, ha empezado la semana. Esta mañana he tenido clase de doctorado en la Universidad, haciendo grandes esfuerzos para concentrarme y para limpiar las lentillas pestañeando porque me picaban mucho los ojos (los alérgicos me entendereis). El resto del día lo he pasado trabajando en casa, guay porque así no veo a mi jefe.
Tras la ola de frío y casi un mes sin escribir, os dejo mis últimas novedades, que no son muchas. Las cosas siguen igual en el trabajo, con el sujeto que tengo por jefe dando... malas noticias siempre. En fin... Las clases de doctorado continúan su curso y una profesora pretende quedarse con nuestros trabajos para publicarlos ella. Es bastante rara, además de su aspecto, porque le falta una mano y parece que tiene la piel como quemada. Vamos, digna de pesadilla. 
El año nuevo comenzó con el culo en vez de con buen pie. Y nunca mejor dicho, ya que la diarrea acompañó mi escasa existencia del año durante tres días. Y todo por unos percebes. Me he sentido un poco Yushchenko, imagino que este señor peor, pero mis retortijones estaban ahí presentes y no pude comer roscón.
Estado de ánimo: totalmente navideño.
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El fin de semana ya toca a su fin. Mañana comienza otro lunes gris, de esos que a mí me gustan tanto. Aunque si le sumamos la premisa de que la semana que viene ya casi es Navidad, se puede decir que va a ser un lunes casi perfecto. Este finde se me ha pasado muy rápido. Ya estoy respirando las últimas bocanadas de domingo. Lo más destacado resultó ser el viernes, que estuve en Stromboli (C/ Hortaleza en Madrid), un pub de estética pop y música house y trance. Lo pasé bastante bien con María, Isabel, Marta, Rebeca, Toño y F. Selecto ambiente y cuidada decoración, sobre todo la de los baños (si vais son de visita obligada).
Como os avisé en posts anteriores estoy creando un album de fotos que podeis ver por Internet. Debeis entrar a 
Tras el paréntesis de las mini-vacaciones pontificias (?) vuelvo a la carga con cosas que contar. La verdad es que lo he pasado muy bien en Cuenca y pueblos de la provincia. Si quereis ir a esta estupenda y olvidada ciudad, elegid un día donde no parezca que haya un Congreso Internacional de Madrileños (estaba hasta los topes de gente). Por la mañana os recomiendo un largo paseo por las Casas Colgadas (casas excavadas en las rocas que parece que cuelgan, de ahí viene su nombre, y que datan del siglo XIV) y el casco antiguo de la ciudad. Visitad las típicas tiendecitas donde vereis artesanía conquense y productos típicos de Castilla La-Mancha. Acercaos después para reponer fuerzas a tapear y tomar una cañita en uno de los bares, os aconsejo el Bar Dulcinea (trato amable y productos de primera), y por qué no, aprovechad para comer allí. Os gustarán muchísimo el morteruelo (una especie de paté hecho a base de migas de pan y carne), el queso y la morcilla.
Ante circunstancias tales como puteo en el trabajo, no tengo suerte con el sexo opuesto, no le encuentro sentido a la vida, he perdido mi abono transporte y acabo de empezar el mes, estoy en paro, y situaciones varias que se puedan dar en vuestras agitadas existencias (no es que todas estas cosas me pasen a mí, pero siempre hay que estar preparado para todo) os aconsejo algo fabuloso, una técnica novedosa a aplicar cuando todo va mal: el estoicismo japonés.
Hoy no tengo mucho tiempo para escribir, siento que estos días escriba tan poquito. Han comenzado las clases de doctorado y no tengo mucho tiempo libre. Me han mandado dos trabajos y estoy hasta arriba más lo de la fundación. En fin, ahora estoy haciendo horas extras (son las doce y media de la noche). Por lo demás, todo bien. Ya parece que sea Navidad, es decir, nos hacen creer que ya casi casi es Navidad, y queda un mes. Además que hoy justo han dado las luces de mi calle, las que adornan los árboles y bueno, parecía que la gente se iba a poner a cantar villancicos en cualquier momento.
Veces que se ha ido la cabeza hacia otro lugar (no físicamente, sí psíquicamente) hoy en el trabajo: ...incontables. Veces que he pensado en el puente en el trabajo: seis.
El título es pura ironía. Me refiero con él a que he pasado toda la tarde con la perrita Wendy, que es de la vecina. Como ya os he contado es una perra de raza con mucho glamour, como yo le digo. Mi casa siempre está llena de gente, pero esta tarde he estado yo sola con ella trabajando bastante, y me ha hecho mucha compañía. De vez en cuando la miraba y ella levantaba la cabecita de su siesta y también me miraba, torcía la cabeza y con un gesto decía: hala, venga, vámonos ya a la calle. O se venía bajo mis piernas y se acurrucaba porque tenía frío.
Hola a todos, el día se ha pasado bastante rápido a pesar de ser lunes. Es decir, no ha sido muy duro. Este finde ha estado fenomenal. Os recomendaré cosas que ver y hacer: el viernes estuve en el estreno de "Bridget Jones. Sobreviviré". Más flojilla que la primera, pero está bastante bien para pasar el rato. Algunas cosas no tienen nada que ver con el libro, pero bueno. Y luego nos invitó David Dunlop, un holandés compañero de F en IBM majísimo, a su cumpleaños en el Bar Lo Máximo, en La Latina. 
Las tres de la tarde. Ese amodorramiento que comienza a entrar en el cuerpo y la mente del ser humano por los ojos. Se cierran poco a poco. Las extremidades se vuelven pesadas y caen torpemente a lo largo del cuerpo. Es el momento de decir (yo lo he hecho hoy): me tumbo quince minutos y luego sigo. Te sientas en el sofá. Aunque piensas: bueno, igual en la cama descanso mejor y puedo continuar con mayor agilidad luego. No pones despertador porque no es por la noche. Los ojos por fin se apagan y el organismo se queda en reposo. Abro los ojos. Silencio. Dónde estoy. Es fin de semana? Tengo que ir a trabajar? No recuerdo bien. Ah, sí, me había echado quince minutitos. Miro el reloj, ¡¡¡las seis de la tarde!!! Esto no es posible. Pero lo es, y he perdido dos horas y media de trabajo. Bueno, aunque seguro que mis arruguitas en la vejez me lo agradecerán.