Million Dolar Baby
Aquí os dejo el título y la reseña de la película que se ha llevado el Oscar a la Mejor Película este año. Million Dolar Baby, como dice todo el mundo que la ha visto primero, es una película con sorpresa. Y no quiero desvelar más, pero sí es cierto que cuando te dicen eso, la sorpresa ya no es tan grande. Intimista en la línea fílmica de Eastwood de los últimos años (nos acostumbró con El Jardín del Bien y del Mal, y con Mystic River lo confirmó). Personajes con una gran profundidad en el alma, apaleados por la vida, cuya única válvula de escape es el boxeo. Un director de gimnasio y entrenador que es a su vez padre difícil y complicado; un ayudante ex-boxeador que narra la historia; y una boxeadora simplona y buena con motivos más que suficientes para darle puñetazos a cualquiera.Esta complejidad de los personajes, unido al simbolismo que le gusta introducir en sus películas al director (edad de la protagonista), a unos escenarios sencillos y uniformes (sólo destacan los combates finales), y una historia compleja y sorprendente invitan a disfrutar de dos horas de pleno entretenimiento.
Es Hollywood, del bueno, en estado puro. Sin grandes estrellas, sin bellezas superficiales, sin brillos de maquillaje ni héroes interestelares. Sólo personajes comunes con grandes problemas.
Ahora que ya han pasado casi tres días desde la gala, creo que se puede hacer un balance aproximado de los premios que ha otorgado la Academia este año. Aunque no la he visionado entera, he visto todos los resúmenes, y debo decir que ha perdido parte del glamour hollywoodiense al que nos tenía acostumbrados. Estoy de acuerdo con Amenábar en que la alfombra roja parece una pescadería, y así se da a entender en los reportajes que hace la televisión: los actores, actrices, directores, productores y miembros de la farándula estadounidense se pasean promocionándose a sí mismos durante horas mientras las cámaras se acercan a ellos. De este momento quisiera destacar: al esperpéntico y cada vez menos real Leonardo di Caprio que le dijo a su novia Gisele Bundchen que se apartara de él porque quería hacerse solo las fotos. En fin... cosas de divo. Por lo demás, puro mercado.
Como admiradora del séptimo arte que soy, he estado al tanto estos días de los Premios que el Sindicato de Actores concede a sus colegas (actores, directores, productores, etc). La entrega se celebró el pasado día 7 de febrero y prepara el camino hacia los Oscar. No creo mucho en estos premios, pero sí que sirven para lanzar alguna película que ha quedado relegada y eclipsada por otras que también aspiran a las estatuillas. Es el caso de "Entre copas", la cual todavía no he podido visionar, pero que me queda pendiente para hacerlo esta semana ya que se ha estrenado ya en España.
Hollywood no entiende de cine. Nos lo demuestra cada año en la anodina ceremonia de los Oscars. Glamour, estrellas, actores y actrices guapos, pero cine de mala calidad. Para muestra un botón: "El aviador", película dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Leonardo di Caprio, ambos nominados a la dorada estatuilla, es un claro ejemplo de la decadencia del cine americano.
Fantástica, divertida, estúpida, sexy... Ahora más que nunca: "¿Dónde está esa botella de Bourbon?", que es la frase que tuvo que repetir cincuenta y nueve veces antes de que el director de "Con faldas y a lo loco", Billy Wilder, la diera como válida. Estaría bien ser así de imbécil y pedir botellas de Bourbon todo el día.
La segunda parte de esta "bilogía" dirigida por Quentin Tarantino no defraudará a los que amaron la primera. Los que la odiaron o quedaron indiferentes, abstenerse de visionarla porque continúa en la misma línea que la anterior. A mí, sin embargo, me ha gustado. Me han gustado los dos volúmenes. Porque Tarantino sorprende. Sigue el patrón violento con estética de cómic de Pulp Fiction pero cambia los personajes. Los antagonistas de Pulp Fiction son sustituidos ahora por una heroína protagonista de una venganza. Beatrice Quito, el día de su boda, sufre en sus propias carnes una matanza en la iglesia. Todos los invitados, sacerdotes, novio, y amigos son asesinados. Incluso ella queda en coma durante cuatro años y pierde a su bebé durante la masacre, que es llevada a cabo por Bill y cuatro letales asesinos a sueldo. 
La tercera película de M. Night Shyamalan que se estrenó por todo lo alto en los cines españoles lleva como inquietante título: El bosque. Si es un espectador que ha seguido con interés la filmografía de este director en los últimos años podrá captar similitudes de varios tipos en sus tres últimos trabajos. Los temas de la trascendencia del alma más allá de la vida terrenal, los miedos del ser humano, y la incapacidad del hombre para aceptar la existencia de otros seres compartiendo su mismo espacio son los más tratados por este director de origen indio, considerado como uno de los más innovadores y rompedores en la actualidad.
Hola chicos, hoy estoy un poco cansada, y debo quedarme trabajando hasta tarde, así que os dejo la dirección de un articulillo que me han publicado sobre la actriz 
Bueno, chicos, como os habreis fijado los que me seguís, aparece una nueva dirección en el blog, además de la de Pedrogonzo (que a ver si se da por aludido y escribe de nuevo!). Es la dirección de www.preestreno.com, donde he comenzado a colaborar, y que espero que visiteis asiduamente, participeis en los foros, y hagais publicidad. Está muy guay, así que, ¿a qué esperais para darle a la tecla???
Como os dije ayer en el blog, he visto la película que lleva este título. Es una co-producción anglo-francesa que fue dirigida en el 2003 por François Ozon, considerado el nuevo enfant-terrible del cine francés. Tras el rotundo fracaso que supuso para él "Ocho mujeres", donde trabajó exclusivamente con actrices y divas del cine galo de la talla de Catherine Deneuve, Fanny Ardant y Emmanuelle Beart; prueba ahora con un intrigante thriller en clave policíaca (cuando lo veais entendereis el porqué). Si demostró que el cine de suspense mezclado con el musical no era lo suyo en "Ocho mujeres", con "En la piscina" se desquita totalmente. La película crece en calidad a medida que avanza el metraje. 
Es el título de la película que he visto esta tarde. Pero no voy a comentar la película, sino el mensaje que he recibido de ella. Veintiún gramos son los que el cuerpo humano pierde cuando muere, y se dice que es la cantidad de peso que pierde el cuerpo cuando el alma lo abandona. Qué poco peso para una cosa tan inmensa. Porque sin el alma, el cuerpo no es nada, realmente el alma es la vida entonces.
Si el deseo tuviera un nombre, se llamaría Marlon Brando en su juventud. Si hubiera una definición de deseo en el diccionario, bastaría con poder describir su mirada. Pero se me hace imposible. Hoy, a la edad de ochenta años, Marlon Brando ha muerto, y con él, una de mis estrellas favoritas de mi Olimpo de los actores. Rebelde con causa, extravagante por naturaleza o por imposición, es lo mismo. Tenía lo que se denomina en arte "sprezzatura", término acuñado por los italianos en el Renacimiento, que es el aspecto desaliñado acompañado de una actitud acorde, supuestamente no preparado. Pero realmente, ha llevado bastantes horas el conseguir ese aspecto y esa actitud meticulosamente estudiados.
¡Buenas a todos! Tras varios días sin escribir nada que merezca la pena, os voy a recomendar a los cinéfilos una película que acabo de ver y que acaban de estrenar en vídeo y dvd, así que ya no teneis excusa para ir a por ella al videoclub más cercano. La película se llama "Bon voyage", es de nacionalidad francesa, del año 2002, con un elenco protagonista fantástico y unos secundarios de lujo. 
Como ya comenté ayer en el blog, tenía pendiente para ver la película de Lars von Triers, Dogville. Ayer tuve oportunidad de verla, y debo decir, que aunque el director pretende impartir una lección de moralidad a lo largo de todo el film, merece la pena verla. Aunque sólo sea por la tremenda actuación de Nicole Kidman, que ya está en mi Olimpo particular de actores y actrices. Aunque sólo sea por contemplar la sorprendente puesta en escena (no desvelo nada, puesto que nadie se imagina cómo es Dogville), aunque sólo sea por apreciar pocos minutos a la glacial Lauren Bacall, aunque sólo sea por querer partirle la cara toda la película al estúpido filósofo al que interpreta Paul Bettany. Pero Nicole Kidman se las devuelve a todos con creces.