Miércoles, 9 de junio de 2004

Odio hablar de mí misma pero hoy ha sido el día más tonto de la semana. Me quedé en casa en lugar de ir a la Fundación donde trabajo para terminar de retocar algunas imágenes. Problemas de ser familia numerosa: hoy todo el mundo necesitaba el ordenador y... el Photoshop! Hala, cabreo generalizado! Al final el doctor se ha quedado con el ordenador, con el Photoshop y yo le he escaneado las fotos. En fin, jornalera aburrida hasta el cuerno. Esta tarde he ido a hacer la compra y... en fin, qué poco glamour.

Y ahora preparo las cosas para mañana. Por cierto, me confirman si se va a publicar el artículo que voy a escribir. Ojalá que sí. No veo la hora de que llegue el fin de semana.

¿Sabeis esa sensación de cuando te entra la risa floja que no puedes contener y no es por nada de lo que está pasando alrededor sino por lo que está pasando en tu cabeza? Hoy la he tenido un montón de veces. Me pregunto bastante a menudo si estaré un tanto perturbada. Lo peor es cuando te pasa en el trabajo y todo el mundo está en silencio, y te tienes que ir al baño a reírte, pero ya no es lo mismo.

En referencia a un comentario hecho por mi hermano Pedro en su blog, por favor, no dejeis de leer La espuma de los días!!! Allí os explico el porqué.

Vaya paranoia, buenas noches...

Os ilustro el ejemplo de risa floja con una de las muchas autofotos que solemos hacernos mi hermana y yo cuando nadie se ríe de nada, y nosotras de todos. Esta creo que es en mi graduación. Había tanto de lo que reírse...